LA SUPERIORIDAD DE CRISTO (Parte 3)

CRISTO ES SUPERIOR A MOISÉS 

El autor de Hebreos conocía muy bien los fundamentos del judaísmo, a continuación comparará lo que para los judíos representa una de las figuras más importantes para ellos; MoisésEsta última comparación debió ser la más importante, ya que el autor de hebreos dedicó nueve capítulos demostrando la superioridad de Cristo sobre Moisés. Analizando la epístola a los Hebreos podemos encontrar siete puntos principales en los que el autor hace dicha comparación, a continuación examinaremos cada uno de estos puntos.  

Cristo tiene mayor gloria que Moisés 

El primer punto de contraste que el autor de Hebreos establece entre Cristo y Moisés, se relaciona con una comparación entre la gloria que ambos manifestaron. Para los hebreos no era algo desconocido la magnitud de la gloria de Moisés, que se manifestó al ser renovada la ley en el libro de Éxodo;

Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios.” (Ex. 34:29) 

 Sin embargo, el escritor de Hebreos es muy claro en afirmar que Cristo posee una mucho mayor gloria que Moisés;

Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste.” (Heb3:3a) 

escribió el autor refiriéndose a Jesús. 

Es evidente cuando analizamos la transfiguración de Cristo, momento cuando su gloria fue manifiesta completamente, y la comparamos con la gloria de Moisés en el monte Sinaí, que la gloria de Cristo es superior. Uno de los pasajes que nos describen la transfiguración, es el de mateo capítulo diecisiete; cuando examinamos detalladamente las características de la gloria de Cristo podemos encontrar diferencias notables comparándola con la de Moisés. En la manifestación de la gloria de Moisés solo resplandecía su rostro, a comparación de Cristo que su cuerpo completo resplandecía frente a sus discípulos, Moisés tenía que cubrirse su rostro, a diferencia de Cristo que no se cubrió sino se transfiguro completamente, Moisés inspiraba miedo al pueblo, Jesús les dijo a sus discípulos que no debían de temer, eventualmente la gloria de Moisés fue disminuyendo, Cristo permanece exaltado a la diestra del trono de Dios, la gloria de Moisés permanecía oculta a los ojos del pueblo, la gloria de Cristo es accesible y visible a todos, la podemos apreciar cara a cara. Queda claro que la gloria de Cristo es superior a la gloria de Moisés; evidencia fundamental para demostrar la superioridad de Cristo sobre Moisés. 

Cristo provee un mejor reposo que Moisés 

Moisés fue un líder fundamental en la historia de los hebreos, no solo libero al pueblo de la esclavitud en Egipto, sino que también los guío a la tierra prometida. La promesa de una tierra representaba la esperanza de un reposo tan ansiado para el pueblo, que había estado en esclavitud por más de cuatrocientos años. Sin embargo, el escritor de hebreos compara el reposo que Moisés ofrecía con el reposo que Cristo ofrecedejando en evidencia que Cristo es superiorCristo provee un mejor reposo, a diferencia del reposo de Moisés, que solo prometía un reposo terrenal, físico, era condicional y nunca lo obtuvieron completamente; el reposo de Cristo es un reposo celestial, e incondicional que está a nuestro alcance. De acurdo con el Pastor Macarthur el reposo de Moisés era solamente una figura del verdadero reposo de Cristo: 

El reposo del que aquí se habla no es el descanso físico de Canaán. Aquel era solo una imagen. Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. El reposo verdadero de Dios no viene por medio de Moisés, Josué o David. Viene por medio de Jesucristo. El reposo de Dios no es esencialmente físico.

John MacArthur,Comentario Macarthur Del Nuevo Testamento: Hebreos y Santiago(Grand Rapids, Michigan: Editorial Portavoz, 2014), 123. 

Es evidente que el reposo que Cristo ofrece es superior al de Moisés, Cristo no solo nos ofrece el verdadero reposo sino que también a diferencia del de Moisés es incondicional. Lo eterno contra lo temporal, lo físico en comparación con lo espiritual, verdaderamente la conclusión es obvia, el reposo que encontramos en Cristo es mucho mejor. 

El sacerdocio de Cristo es superior al de Moisés 

Los sacerdotes eran esenciales para el pueblo hebreo, solo ellos podían ofrecer “ofrendas y sacrificios por los pecados”. Cuando comparamos el sacerdocio de Cristo con el sacerdocio levítico es evidente la superioridad de Cristo. El sacerdocio levítico estaba conformado por hombres que en naturaleza eran débiles y pecadores, su llamamiento provenía por medio de la genealogía, a pesar de su oficio solo tenían una entrada parcial y corta en la presencia de Dios y siempre estaban parados, nunca descansaban. A diferencia del sacerdocio de Cristo que es un sumo sacerdote perfecto, sin pecado; no necesito pedir perdón por su pecado, su llamamiento llego en base de un juramento eterno, de la línea de Melquisedec, tiene entrada completa a la presencia de Dios, rompió el velo y no existe la separación, termino su obra y está sentado a la diestra del trono de Dios, su sacerdocio es eterno y no temporal. Esta misma idea la expresa el Dr. Francisco Lacueva con las siguientes palabras: 

Aarón no sólo era mero hombre, sino, además, débil y mortal, por lo que necesitaba subalternos y sucesores; en cambio, Cristo, por su condición divina, dio a su sacrificio un mérito infinito, quedando así satisfecha la santidad de la justicia divina; por eso, no tiene sucesores ni subalternos.

Matthew Henry y Francisco Lacueva, Comentario Bı́blico de Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1999), 1798. 

En el corazón de la religión hebrea se encuentra la ley dada por Moisés, es el fundamento para los hebreos. El autor de Hebreos nos muestra de que forma el Nuevo Pacto que es dado por medio de Cristo es superior a la ley. El Antiguo Pacto fue mediado por ángeles a Moisés, era condicional, temporario y fue grabado en tablas de piedra. El énfasis que tenía la ley se enfocaba en una moralidad y un comportamiento externo, una circuncisión externa y realmente el pueblo hebreo nunca la pudo cumplir en su totalidad. La ley de Moisés estaba orientada a maldición; sin embargo, Cristo nos liberó de la maldición de la ley: 

Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero” (Gl. 3:13) 

El Nuevo Pacto es mediado por medio de Cristo, un hombre perfecto y que a su vez es la misma “imagen y sustancia de Dios”, el nuevo pacto es incondicional, eterno y sustituye al Antiguo Pacto, es grabado en nuestros corazones, opera en una circuncisión interna, un cambio de naturaleza, nos libera de la maldición del pecado y de la muerte, es ejercido por medio del Espíritu Santo y nos lleva a una relación y conocimiento pleno de Dios. Como lo menciona el autor Richard E. Lauersdorf: 

Los judíos apreciaban altamente el pacto que Dios les dio por medio de Moisés en el monte Sinaí; para ellos esta era la palabra final y sin falla. En él encontraban las leyes que gobernaban su sacerdocio, los rituales del templo, los sacrificios, los días santos y cosas similares. Los hebreos cristianos, bajo la presión de la persecución, estaban pensando en regresar al judaísmo con su pacto mosaico. Quizás habrían cometido un error al aceptar el cristianismo y quizás el antiguo pacto era mejor. El autor tiene una respuesta para ellos: “Si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, ciertamente no se habría procurado lugar para el segundo”. El antiguo pacto fue reemplazado no porque fuera imperfecto y cundido de fallas, sino porque era inadecuado e incompleto; sólo era preparatorio. El pacto de Dios por medio de Moisés era básicamente ley, y como tal, tenía dos deficiencias: revelaba el pecado, pero no lo podía quitar; y exigía obediencia perfecta, pero no podía dar el poder para hacerlo.

Richard E. Lauersdorf, Hebreos, ed. Roland Cap Ehlke, Armin J. Panning, y G. Jerome Albrecht, La Biblia Popular (Milwaukee, WI: Editorial Northwestern, 2001), 87. 

De acuerdo con Lauersdorf es evidente la superioridad del Nuevo pacto, a diferencia del antiguo, tiene el poder de quitar el pecado y por consiguiente es capaz de producir una verdadera obediencia.  

Cristo provee un mejor santuario 

En el corazón del sistema sacrificial judío encontramos el tabernáculo, representaba un lugar de morada para la misma presencia de Dios. En el tabernáculo se encontraba el Lugar Santísimo, donde el sumo sacerdote solo podía entrar una vez al año en día de la expiación. El tabernáculo era esencial para el pueblo hebreo, sin embargo, el autor de Hebreos nos demostrará la superioridad del santuario que provee Cristo, sobre el tabernáculo que proveyó Moisés. El tabernáculo era puramente terrenal y solo era figura de un mejor, fue temporario y al mismo tiempo era inaccesible al pueblo, ya que solo los sacerdotes y el sumo sacerdote podían entrar. El santuario de Cristo es celestial, es la misma presencia de Dios, y está al alcance de todo creyente, es eterno, está basado en un sacrificio perfecto y una mejor esperanza. En esencia es notoria la superioridad del santuario de Cristo, como lo menciona Macarthur: 

Primero de todo, Cristo como sumo sacerdote celestial, tiene un santuario infinitamente mayor para ministrar. Dios diseño el antiguo tabernáculo, pero estaba hecho por hombres, con material de la creación física presente. Para aquel tiempo y para su propósito, era impresionante. Y en su interior, donde solo podían entrar los sacerdotes, también era hermoso, sin duda. Pero solamente era una carpa. No se menciona aquí, pero el templo de Jerusalén, aunque muchísimo más magnificente que el tabernáculo, también estaba hecho con materiales de la creación presente y estaba sujeto al deterioro y la destrucción a la cual están sujetas todas las cosas de esta creación. Sin embargo, el santuario nuevo no está hecho por los hombres ni con materiales terrenales y no queda en la Tierra.

John MacArthur, Comentario Macarthur Del Nuevo Testamento: Hebreos y Santiago (Grand Rapids, Michigan: Editorial Portavoz, 2014), 245. 

Queda demostrado que el tabernáculo es inferior al santuario que Cristo provee, no solo es eterno, sino que todos tenemos acceso, por medio de Cristo.   

Cristo provee una mejor herencia que Moisés 

 El antiguo pacto tenía como promesa una herencia temporaria, terrenal y limitada, estaba sujeta a la geografía de la tierra prometida y realmente nunca pudieron adquirirla completamente. La herencia que los creyentes tenemos en Cristo es celestial, eterna y no está limitada a ningún lugar geográfico. En Cristo heredamos una nueva tierra, el reino de Dios, la vida eterna, las promesas de Dios, incorrupción, y entre muchas cosas más un nombre más excelente. Como expresa el pastor John F. Walvoord en las siguientes palabras: 

Hacerlo significa retener la esperanza de la herencia eterna (cf. “eterna redención” en el v. 12 y “Espíritu eterno” en el v. 14) que ha sido prometida a los que reciben la nueva vida provista en el nuevo pacto. Cristo es el mediador (cf. 8:6; 12:24) de ese pacto, y los llamados, debido a que han sido librados de las transgresiones que había bajo el primer pacto por la muerte de ese mediador, tienen a su disposición la herencia eterna.

John F. Walvoord y Roy B. ZuckEl conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Nuevo Testamento, tomo 4: Hebreos-Apocalipsis (Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C., 2006), 43–44. 

Sin lugar a dudas la herencia que tenemos en Cristo es superior a la herencia que los hebreos tenían en Moisés, la sustancia y naturaleza de la herencia en Cristo se centra en lo eterno e incorruptible a comparación con lo terrenal y corruptible de la herencia de Moisés. Par los hebreos esto debió de servir como un argumento sólido, pudieron apreciar la superioridad de la herencia que como creyentes tenemos en Cristo. La herencia de Moisés no era mala, solo es muy inferior comparada con las promesas que podemos alcanzar en Cristo.  

Cristo provee un mejor sacrifico que bajo Moisés  

Llegamos a nuestro último punto de comparación que el escritor de Hebreos establece en su epístola. En esencia el judaísmo estaba centrado en su sistema sacrificial, era por medio de los sacrificios que el pueblo podía disfrutar de una comunión con Dios. Los sacrificios bajo la ley de Moisés cubrían el pecado, eran continuos y repetitivos, poseían una eficacia limitada, solo tenía el alcance de cubrir los pecados de ignorancia y no podían limpiar la consciencia del pecador. El siguiente comentario por Walvoord nos ayuda a apreciar el alcance de estos sacrificios 

Los sacrificios del viejo orden que “se ofrecían continuamente cada año” (v. 1) eran evidencia de que la ley era incapaz de “perfeccionar” a sus adoradores. Lejos de capacitarlos para alcanzar una posición ante Dios por la cual ya no tuvieran más conciencia de pecado, los rituales anuales (del día de expiación) servían como una forma de hacer memoria de los pecados, debido a que la sangre de los animales no tiene poder para quitar los pecados.

John F. Walvoord y Roy B. ZuckEl conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Nuevo Testamento, tomo 4: Hebreos-Apocalipsis (Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C., 2006), 45. 

 En comparación con el sacrifico de Cristo que quita el pecado, no solo lo cubre, fue presentado una vez y para siempre, es de eficacia ilimitada, tiene el poder de remover la culpa, posee la potestad de perdonar todo tipo de pecado y limpia la conciencia del pecador. Las evidencias son contundentes y determinantes, el sacrificio de Cristo muy superior que los sacrificios ofrecidos bajo la ley. Para los judíos que los sacrificios eran parte de toda su vida, este argumento debió de ayudarlos para apreciar la ineficacia de sus sacrifico; ya que tenían que ser ofrecidos continuamente.  En Cristo no solo podían alcanzar una verdadera comunión con Dios, sino que encontraban el verdadero sacrificio que no solo cubre su pecado, sin que tiene el poder de quitar el pecado. El sacrificio de Cristo fue voluntario, no fue ofrecido en el tabernáculo que es figura del verdadero, Cristo se presentó en cielo mismo ante Dios.  

CONCLUCIÓN 

Después de haber analizado detalladamente la epístola a los Hebreos, es evidente llegar a la conclusión que Cristo es superior en comparación con el sistema religioso hebreo. Las evidencias son contundentes, la superioridad de Cristo queda notoriamente demostrada. El escritor de Hebreos nos expuso la superioridad de Cristo sobre los profetas, ángeles, Moisés y todos los componentes del Antiguo Pacto. Para los hebreos que recibieron esta carta, aunque indudablemente debió ser difícil de aceptar, fue determinante para poder demostrarles que en Cristo se encuentra algo mejor y superior en comparación con el judaísmo. Una epístola necesaria para aquellos hebreos que contemplaban regresar al judaísmo, Cristo es superior a cualquier otro tipo de esperanza. Incuestionablemente la epístola a los Hebreos es una pieza magistral de apología.  

A pesar de que la epístola se dirigió a una audiencia judía, el Espíritu Santo tenía en mente a todos los creyentes que forman parte del cuerpo de Cristo. Hebreos es un recordatorio de los fundamentos más esenciales para el cristiano de hoy en díala suficiencia del sacrificio de Cristo es una doctrina esencial en la fe cristiana. La epístola a los Hebreos es tan relevante hoy como lo fue en su tiempo, la superioridad que Cristo ejerce no solo se limita al sistema religioso judío, sino que se extiende por todo tipo de creencia y religión que existe en nuestros días. En Hebreos podemos apreciar la majestad de nuestro salvador sobre todas las cosas, es un ejemplo de que realmente podemos tener plena confianza en Cristo y en su muerte expiatoria. Es evidente que no importa la religión, dogma, creencia o credo, por más sólidos y estructurados que parezcan, cuando son comparado con Cristo; El siempre sale vencedorEl veredicto final de Hebreos es vivir confiados en la fe, conociendo en quien hemos confiado; al final de todo Cristo es superior sobre todas las cosas.